El inspirador viaje de María hacia una relación en equilibrio con el

ejercicio, la comida y con ella misma

 

 

La ansiedad por la comida es un problema cada vez más común en nuestra sociedad actual. María, nombre ficticio de una joven luchadora a la que tuve el honor de acompañarla, experimentó este desafío y buscó la manera de superarlo.

 

En su búsqueda de control, desarrolló un patrón poco saludable: compensar los excesos alimentarios con ejercicio extremo. Esta obsesión por el ejercicio se conoce como vigorexia y cuando la obsesión se instaura, un hábito que a priori es saludable, se convierte en disfuncional.

Sin embargo, con el tiempo, María se dio cuenta de la importancia de encontrar un equilibrio saludable y adoptar un enfoque más compasivo hacia ella misma. En este artículo, te voy a contar más sobre el viaje de María y te ofreceré unos consejos prácticos por si te encuentras en la misma situación.

 

 

Exceso de ejercicio

 

El patrón no saludable de la vigorexia, el ejercicio extremo, es una conducta que algunas personas adoptan como forma de compensar los excesos alimentarios o controlar su peso. En el caso de María, este patrón se convirtió en una respuesta a sus sentimientos de culpa y ansiedad después de comer, es decir, primero devoraba todo lo que tenía en su casa y cómo al rato se sentía culpable lo compensaba haciendo largas horas de ejercicio.

 

Este comportamiento es una manifestación de la mentalidad de «quemar las calorías» o «purgarse» a través del ejercicio intenso. En lugar de escuchar las necesidades reales de su cuerpo y permitirse recuperarse ya que tras esas ingestas compulsivas su cuerpo se quedaba en verdadero estado de shock, muy estresado y alterado y ella aún lo estresaba más con el ejercicio.

 

 

DE LA VIGOREXIA AL EQUILIBRIO

 

 

Este patrón puede llevar a consecuencias negativas para la salud física y emocional. El ejercicio extremo sin un enfoque equilibrado y consciente puede resultar en lesiones, agotamiento, desequilibrios nutricionales y una relación insana con el ejercicio. Además, puede generar un círculo vicioso de ansiedad y culpa, ya que la persona se siente presionada a seguir haciendo ejercicio para compensar cada vez que come en exceso.

 

Al principio María se sentía bien tras hacer ejercicio, ya que a su mente venía la idea de que había quemado, no todo, pero sí bastante de todo lo que había comido y eso le daba a ella una sensación control, poder y tranquilidad. Pero al día siguiente otra vez volvía al mismo bucle; control – descontrol.

 

Tras muchos años siguiendo este comportamiento, María tocó fondo, ya que llegó a un estado de agotamiento insostenible.

 

 

El camino hacia el cambio

 

A medida que María se dio cuenta de que su comportamiento estaba afectando a su bienestar general, decidió buscar ayuda y tras probar diferentes disciplinas, terminó contactando conmigo.

 

A través de las sesiones de coaching María descubrió que su ansiedad por la comida tenía raíces muy profundas y que el origen estaba en su vida emocional y su autoestima. A lo largo de las sesiones María aprendió a identificar sus desencadenantes emocionales y desarrolló estrategias para hacer frente a ellas de manera saludable y ecológica.

 

María pudo superar este patrón tóxico al comprender que el ejercicio extremo no era la solución a sus problemas de ansiedad por la comida, sino que era un parche temporal. Aprendió a escuchar a su cuerpo, respetó sus límites y encontró formas de ejercicio que disfrutara y la hiciera sentir bien  a través de la búsqueda de un enfoque más compasivo y equilibrado.

 

Es importante destacar que el ejercicio es una parte integral de un estilo de vida saludable, pero debe ser practicado de manera equilibrada y respetuosa con las necesidades del cuerpo. El objetivo no es castigarse a través del ejercicio, sino mantener una relación positiva con la actividad física que promueva la salud y el bienestar en general.

 

 

Adoptando una perspectiva de autocuidado

 

María comprendió que el camino hacia la superación de su ansiedad por la comida no implicaba castigarse con ejercicio extremo o limitándose de manera drástica. En cambio, aprendió a escuchar las necesidades de su cuerpo y a nutrirse de manera equilibrada. Implementó una alimentación consciente, prestando atención a las señales de hambre y saciedad de su cuerpo, y dejando de lado los juicios negativos sobre los alimentos.

 

Además, María descubrió el poder del ejercicio como una forma de cuidar su cuerpo en lugar de castigarse. Incorporó actividades físicas que disfrutaba, como caminar al aire libre, practicar yoga y bailar. En lugar de someterse a entrenamientos extenuantes para compensar los excesos, se centró en mantener una rutina de ejercicio moderado que la hiciera sentir bien tanto física como mentalmente.

 

 

Enfrentando desafíos

 

Gestionar la ansiedad por la comida no fue un camino fácil para María. Se encontró con desafíos y recaídas en el proceso, pero aprendió a ser compasiva y consiguió buscar apoyo cuando lo necesitaba. María creció como persona en este reto que la vida le había puesto por delante y desarrolló nuevas habilidades y recursos.

Recuerda que mereces tener una relación saludable con la comida y tu cuerpo. Permítete liberarte de toda la carga de la ansiedad y encontrar un equilibrio que te permita disfrutar de una alimentación nutritiva y placentera, junto con un enfoque consciente hacia el ejercicio.

 

No te rindas en tu camino hacia la sanación. Tú tienes el poder de superar los desafíos y construir una vida llena de bienestar y autocompasión si así lo eliges.

 

¡Empieza hoy mismo a dar los pasos necesarios para lograrlo!

 

Comienza por implementar pequeños cambios, recuerda, cada paso cuenta y cada día es una oportunidad para transformar tu relación con la comida y con tu cuerpo.

 

Consejos prácticos

 

Aquí tienes algunos tips  para comenzar a adoptar un enfoque más equilibrado:

 

  • Escucha a tu cuerpo: Aprende a prestar atención a las señales de tu cuerpo. Reconoce cuándo estás cansado, hambriento o necesitas descanso. Evita forzarte a hacer ejercicio cuando tu cuerpo te está pidiendo descanso o cuando estás lesionado. Acepta y respeta sus límites.

 

  • Busca actividades físicas que disfrutes: Elige actividades físicas que te diviertan y te hagan sentir bien. Puede ser caminar al aire libre, bailar, practicar yoga, nadar o cualquier otra actividad que te genere placer. Encontrarás más motivación y disfrutarás al hacer ejercicio si te gusta lo que estás haciendo.

 

  • Establece metas realistas: En lugar de enfocarte en metas relacionadas con la quema de calorías o el aspecto físico, establece metas que se centren en el bienestar general. Por ejemplo, puedes proponerte mejorar tu resistencia, fuerza o flexibilidad. Establecer metas alcanzables y realistas te ayudarán a mantenerte motivado ya evitar el ejercicio excesivo.

 

  • Practica el autocuidado: El ejercicio debe ser una forma de cuidar tu cuerpo y tu mente, no de castigarte. Asegúrate de incorporar otras prácticas de autocuidado en tu rutina, como el descanso adecuado, una alimentación balanceada y, el sueño reparador y la suficiente gestión del estrés. El equilibrio general en tu vida contribuirá a una relación más saludable con el ejercicio. Te puede interesar mi artículo sobre la respiración consciente para esos momentos que nos sentimos nerviosas y abrumadas.

 

  • Busca apoyo: No tengas miedo de buscar apoyo en este proceso. Considera la posibilidad de hablar con un profesional de la salud, como un terapeuta con enfoque holístico o un nutricionista que tenga un abordaje integral, que pueda guiarte y brindarte herramientas específicas para superar el patrón no saludable del ejercicio extremo. Además, conecta con personas que tengan una mentalidad positiva y que te apoyen en tu viaje hacia un enfoque más equilibrado.

 

 

Recuerda que el cambio lleva su tiempo, es un proceso.  No te exijas resultados inmediatos y celebra cada pequeño paso que des hacia una relación más saludable con el ejercicio.

 

Tú mereces tener una vida en la que el ejercicio sea un componente positivo y enriquecedor, en lugar de una fuente de ansiedad y presión. 

¡No esperes más! Toma el control de tu bienestar emocional y físico. La liberación de la ansiedad por la comida es posible y tú mereces vivir una vida plena y en armonía contigo misma.

 

Si quieres saber más acerca de mi método de trabajo, te dejo aquí mi enlace directo. Estaré encantada de charlar contigo y ver si te puedo acompañar.

 

Con cariño,

 

NOA

 

@menutroparabrillar